El hambre es el conjunto de sensaciones físicas y psicológicas desagradables que emerge como una señal de alerta del organismo. De este modo, se despierta en nosotros la necesidad de comer para frenar estas percepciones fisiológicas y darle al cuerpo los nutrientes que este necesita para mantenerse funcional.
El hambre es una respuesta fisiológica que nace cuando el sistema nervioso procesa las señales de que los hidratos de carbono, la principal fuente de combustible de nuestro organismo, se están terminando. Los carbohidratos son los nutrientes con mayor eficacia energética y aquellos en los que debe basarse una alimentación saludable. Dependiendo del desencadenante y de las bases tanto psicológicas como fisiológicas, podemos experimentar muchas clases distintas de hambre.
Tipos de hambre
- Hambre celular: El hambre celular, basada en las necesidades energéticas de nuestro cuerpo. Dependiendo del nivel de energía y de actividad física, nuestro cuerpo va informándonos de qué alimentos o nutrientes específicos necesita en cada momento para desempeñar las demandas del día a día de forma óptima y restaurar de nuevo el equilibrio.
- Hambre emocional: se presenta de manera repentina con deseos de comer un alimento en específico, especialmente comida no saludable.
- Hambre mental: En este tipo de hambre son nuestros pensamientos los que dirigen nuestra conducta alimentaria, diciéndonos cuando comer y qué comer.
- Hambre estomacal: es aquella que solemos identificar como una sensación de vacío o como retortijones en el estómago.
- Hambre Bucal: es el deseo de la boca de experimentar placer, pero lo placentero varía de una persona a otra en función de la genética, los hábitos de alimentación de cada familia y de factores culturales.
- Hambre Olfativa: se despierta ante un olor agradable.
- Hambre visual: el principal desencadenante de esta sensación es el sentido de la vista. En este caso, no es necesario estar comiendo y sentir sabores ni siquiera oler comida, basta con visualizarla.
- Hambre auditiva: Es aquella que se produce por el sonido de los alimentos. Solemos preferir aquellos alimentos que crujen, lo cual se debe a que si esto sucede implica que es fresco como ocurre con las zanahorias, manzanas o la lechuga.
- Hambre de tacto: es el hecho de sentir más satisfacción al comer si lo hacemos con las manos en lugar de utilizar cubiertos.
- Hambre de corazón: Cuando sentimos esta hambre lo que intentamos llenar no es un agujero en el estómago, sino en el corazón. Comemos cuando tenemos un desengaño amoroso, cuando fallece un ser querido… en definitiva, cuando nos sentimos solos.