La fibromialgia es una patología caracterizada por la aparición de dolor a nivel muscular. Es la causa más común de un dolor muscular crónico y generalizado. Se trata de una enfermedad desconocida por lo que es complicado encontrar un tratamiento efectivo para mejorar sus síntomas. Sin embargo, a través de la alimentación, llevando una dieta saludable y equilibrada podríamos remitir muchos de sus síntomas. De hecho, es probable que la fibromialgia, como otras enfermedades inflamatorias, tenga su origen en la hiperpermeabilidad intestinal.
Por esta razón, una alimentación rica en verduras, hierbas y especias, grasas saludables y fibra, y reducida en cereales refinados, productos procesados, azúcares simples y alcohol va a facilitar el proceso antiinflamatorio necesario para revertir los síntomas.
Recomendaciones Dietéticas para la Fibromialgia
- Alimentación rica en minerales como el magnesio, el calcio y el potasio, y pobre en sodio (sal).
- Alimentación rica en antioxidantes: vitamina C, A, E, Selenio, Zinc y fitoquímicos como los flavonoides o la quercetina.
- Dieta rica en Vitamina D para asegurar la absorción del calcio a nivel intestinal.
- Consumir Omega-3 por su efecto antiinflamatorio y mejora de los estados de depresión.
- Consumir alimentos ricos en Beta-carotenos para garantizar un buen estado de las mucosas internas y mejorar su hidratación.
- Consumir una buena porción de vegetales en cada comida.
- Consumir frutos secos por su gran aporte de ácidos grasos.
- Intentar consumir una porción de proteínas de alto valor biológico en cada comida.
- Consumir cereales integrales.
- Evitar o reducir el consumo de grasas hidrogenadas y ultraprocesados refinados.
Alimentos que pueden ayudar a aliviar el dolor
- Cúrcuma: potente antiinflamatorio y desintoxicante del hígado.
- Aguacate: también presenta beneficios antiinflamatorios para nuestra salud. Aporta buenas dosis de las vitaminas E y C, muy antioxidantes.
- Rúcula: mejora el buen funcionamiento del hígado.
- Manzanas: su riqueza en quercetina previene la inflamación.
- Ajos: disminuyen las sustancias derivadas de las vías metabólicas inflamatorias y evitan la expresión de genes y proteínas.
- Semillas de chía y sésamo molidas: aportan grasas saludables omega-3, con acción antiinflamatoria en el organismo, así como fibras fermentables que alimentan la microbiota intestinal.