Seguramente habréis oído hablar sobre el ayuno intermitente pero todavía no tenéis claro lo que quiere decir, se trata de una forma de alimentación que se basa en periodos de ayuno y periodos de ingesta de alimentos. Pese a lo que mucha gente cree, no es una dieta como tal, es más bien una planificación alimentaria que trata de priorizar las horas en las comemos y en las que no.
Existen varios tipos de ayuno intermitente:
- 16 horas de ayuno y 8 horas de alimentación: Es el método más sencillo y el más recomendado para comenzar con esta práctica.
- 20 horas de ayuno y 4 horas de alimentación: En este caso es más complicado ya que aumentamos el periodo de ayuno hasta las 20 horas dejando solamente cuatro horas al día en las que podemos comer.
- Ayuno en días alternos: Aunque sea el ayuno más largo de la lista no pienses que se trata de algo "extremo" y no, no vas a pasar hambre.
- 12 horas en ayuno y 12 horas de alimentación: Otro sistema consiste en dejar pasar 12 horas entre comidas. La forma más sencilla de llevarlo a cabo sería cenando temprano o retrasando un poco el desayuno, y dejando como horas de ayuno las más próximas a irnos a dormir y aquellas durante las cuales estamos durmiendo.
Este tipo de alimentación o esta estrategia, tiene múltiples beneficios para nuestro organismo y nuestra salud, como por ejemplo:
- Mejora la composición corporal, facilita la quema de grasa sin contar calorías.
- Favorece la autofagia, el organismo activa los mecanismos de reciclaje interno.
- Potencia nuestra capacidad de atención, entramos en modo cazador y nos hace estar más alerta.
- Ayuda a regular los mecanismos naturales de hambre y saciedad, controlas mejor el hambre y te libera de la dependencia de la comida.
- Te libera de los horarios de las comidas, no pasa nada si un día te saltas una comida, y no afecta a tu estado de ánimo.
Pero como con todo, existen ciertos grupos de personas a las cuales no se les recomienda realizar este tipo de plan alimentario: Personas con diabetes u otro tipo de trastornos metabólicos, pacientes con alguna enfermedad cardiovascular, enfermos de cáncer, personas de edad avanzada, niños, embarazadas...
Debemos entender al ayuno como una estrategia nutricional más pero no, no es la panacea. Además, tampoco es recomendable para todo el mundo.