La bajada de temperaturas puede suponer un riesgo para sufrir catarros y gripes si nuestro sistema inmunológico no funciona correctamente. Por esta razón, la nutrición y la alimentación equilibrada es fundamental a la hora de cuidarnos del frío y mantenernos con una salud de hierro durante todo el año, sea cual sea la estación del año en la que nos encontremos. Debemos escoger productos de temporada, y prepararlos de forma ligera y adaptada para asegurarnos un correcto aporte de vitaminas, minerales y macronutrientes. Además, durante esta época, es fundamental que lo que comemos nos aporte vigor y calor interno para ayudar a subir las temperaturas corporales y evitar las sensaciones de frío.
Un básico: las legumbres y los cereales integrales, nutritivos y saciantes
- Las legumbres son uno de los superalimentos más económicos y asequibles que encontramos en las baldas de los supermercados o las despensas de cualquier hogar. Un alimento, a menudo olvidado, con una propiedades nutricionales excepcionales. Nos aportan una buena dosis de energía, proteínas vegetales de alto valor biológico y mucha fibra y saciedad. Debemos destacar, que las legumbres son el ingrediente principal de una buena dieta vegetariana por toda su riqueza de nutrientes. Sin duda, son uno de esos productos infravalorados al que no se les da ni la importancia ni el valor que realmente tienen. Además, no olvides que las legumbres en conserva son muy buena opción para evitar su cocinado, ya que están conservadas en su propia agua de cocción. Esto nos asegura que exista un mínima pérdida de nutrientes.
- Los cereales integrales como la quinoa, la avena o el arroz son fuentes de carbohidratos complejos imprescindibles para la obtención de energía. Todo ellos enriquecen nuestros platos de verduras. Además, al ser hidratos de carbono complejos liberan energía lentamente, por lo que nos sentimos saciados durante más tiempo.
- Los frutos secos son otro de esos alimentos que han ido adquiriendo con el tiempo mayor protagonismo. A pesar de ser de alta densidad calórica, más de la mitad de su composición son ácidos grasos cardiosaludables muy interesantes para mejorar y prevenir los síntomas de diferentes patologías. Otra de sus características es que aumentan la termogénesis, haciendo que gastemos más calorías cuando estamos en reposo. Dentro de este grupo podríamos meter a la castaña, el fruto por excelencia del otoño. La castaña es rica en hidratos de carbono, la mayoría almidones, de absorción lenta y con un índice glucémico bajo, y también en aminoácidos esenciales.