Si no existieran los turrones… sería mucho más fácil mantener nuestra figura en navidad pero también serían mucho más aburridas las largas sobremesas de las comilonas familiares. ¿Qué sería de esas mesas adornadas con manteles de fiesta sin las inmensas bandejas de dulces navideños sobre ellas? Probablemente, los turrones, los polvorones, los mazapanes, los panettone sean los grandes culpables de que la época de regalos y villancicos sean una de las épocas más temidas del año para los que quieren cuidarse.
Este dulce tan protagonista en nuestras fiesta, ya lo era sobre los siglos XV y XVI, ya que existen documentos que lo acreditan. El turrón tradicional, también conocido como turrón de Jijona, se elabora a base de miel, azúcar, clara de huevo y almendras. Se cree que tiene su origen en Al- Andalus, ya que esos mismos ingredientes se utilizan antiguamente en la elaboración de diferentes dulces.
Aunque tradicionalmente hay dos tipos de turrón, conocidos coloquialmente como: el duro y el blando, con los años han ido ganando mucha fuerza en el mercado otras variedades: turrón de coco, turrón de yema, turrón de frutas, torta de turrón de guirlache y, por supuesto, el turrón de chocolate. El más consumido en la actualidad y el preferido de los niños. Normalmente, se elabora a base de chocolate y arroz inflado. También pueden llevar almendras, avellanas y distintos tipos de chocolate (negro, con leche o blanco).
Además, muchas de las marcas más famosas de donas, ginebras, galletas y helados aprovechan su marketing e imagen para lanzar combinaciones impensables de las que nos entran por los ojos mucho antes de saborearlas.