Por mucho que tratemos de engañarnos, nuestro aspecto físico es algo que en mayor o menor medida nos afecta. Nos gusta gustarnos. Nos gusta mirarnos al espejos y sentirnos orgullosos de quiénes somos y de cómo somos. Sin embargo, viviendo en una sociedad como la que vivimos se vuelve difícil quererse, aceptarse y cuidarse a uno mismo.
A lo largo de los siglos, de los años, nos han pautado cánones e ideales de belleza que se alejan de toda realidad. Además, estos estigmas sociales están muy lejos de fomentar la importancia de valorarse y aceptarse tal y como uno es. La desinformación, el inconformismo, las redes sociales y los límites a los que muchos están dispuestos a llegar para alcanzar lo que nos han dicho que simboliza lo perfecto es verdaderamente un peligro para nuestra salud.
Además, somos de extremos. Incapaces de mantener cierto equilibrio, de movernos en esa escala de grises que hay entre en el blanco y el negro. Entre la extrema delgadez y la obesidad, hay una amplia escala que simboliza el normopeso. Sin embargo, no nos conformamos con eso.
Muchas veces se nos olvida que más importante que un físico bonito, es tener un físico saludable, unos análisis saludables. En pocas palabras y cómo dirían los abuelos, una salud de hierro. Aprender a querese y valorarse no es bajar los brazos ante la obesidad pero tampoco es machacarse en el gimnasio o prohibirse de comer por estar delgado.
Uxía Rodríguez, Técnico Superior en Dietética, trabaja exactamente con esos valores en Dieta con cabeza. Una nueva forma de entender la alimentación y la dietas. sin restricciones, prohibiciones. Una dieta perfectamente compatible con cada objetivo concreto: pérdida de peso, aumento de masa muscular, mantenimiento, mejora de hábitos alimentarios, entre otros.
Cada dieta personalizada está pensada exclusivamente para la persona que ha contratado el servicio. Cada persona es un mundo, por eso, cada persona necesita algo concreto. Además, en estas dietas cada nutriente en importante porque cumplen con sus funciones determinadas en nuestro organismo. Sí a los hidratos, sí a las grasa saludables, sí a las proteínas y, por supuesto, sí a los caprichos con conciencia. Pero, eso sí, la abundancia de frutas y verduras como base de cada plato está asegurada.