La técnica culinaria de la fritura consiste en la inmersión completa de un alimento en un medio lipídico caliente (grasa o aceite), por lo que el producto final posee mayor contenido graso que el alimento del que parte, especialmente si la técnica no se ha realizado correctamente. Por ello, los fritos son productos de alta densidad energética cuyo consumo excesivo favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares y el sobrepeso.
Además, durante el proceso, se generan algunas sustancias perjudiciales para la salud durante el procesado, como la acrilamida o productos derivados de la oxidación y degradación térmica de las grasas.
Si durante la preparación de un alimento, el aceite se calienta por encima de los 180ºC, existe la posibilidad de que se oxide y de que se forman hidrocarburos policíclicos aromáticos cancerígenos.
Una de las mejores alternativas para reducir las frituras de tu alimentación es saltear a la plancha. Se trata de un método de cocción mucho más respetuoso con el sabor, la textura y las propiedades naturales del alimento. Para ello, se emplea una cantidad mínima de aceite y se cocinan los alimentos solo durante el tiempo necesario para que no se doren las superficies. Cabe destacar también, que un salteado rápido sella el alimento y reduce la pérdida de jugos y, con estos, de vitaminas y minerales.