Para mi columna de opinio´n he decidido escoger y centrarme en unos de los temas más de actualidad del momento: ¿Hacia do´nde se encamina la industria alimentaria, hay lugar para el optimismo, o el escenario es preocupante? Me resulta sencillo hablar sobre este tema porque día a día me dedico a tratar de aportar información veraz sobre etiquetas, valores nutricionales o características de cada alimento o producto que consumimos. Lo cierto es que es verdaderamente preocupante como la industria alimentaria juega con la desinformación y el desconocimiento de gran parte de la población para vendernos ciertos productos.
Además, es también muy preocupante como tienen de aliados a los medios de comunicación para respaldarlos y transmitir el mensaje esto lo respalda muy bien el texto de https://www.researchgate.net/profile/Jesus-Contreras-14/publication/332190746_Alimentacion_y_cultura_Perspectivas_antropologicas/links/5ea189aaa6fdcc88fc36921e/Alimentacion-y-cultura-Perspectivas-antropologicas.pdf : El "desayuno" que los niños toman en la escuela cada vez responde menos al "bocadillo" preparado en casa sino a una enorme variedad de "pastas" y dulces" que son profusamente anunciados en la televisión.
Sin duda, diría que uno de los ejemplos claros que podríamos catalogar como terrorismo nutricional es el Nutriscore, un código que a mi modo de ver no sirve para nada más que para vender producto poco recomendables como si fueran recomendables y viceversa. No podemos olvidar, que este sistema de categoría, califica a un producto como el aceite de Oliva Virgen Extra, oro líquido de la cocina mediterránea, como un alimento muy poco recomendable bajo el color naranja y la letra D. Por el contrario, los cereales más azucarados y chocolateados se encuentran dentro de la categoría A, la más saludable, por el simple hecho de ser integrales. Esto es, sinceramente, una auténtica vergüenza y una medida que pone en peligro la salud pública. Sin duda, estos comportamientos de la industria alimentaria fomentan una mala relación con la comida, ansiedad y problemas de salud derivados de una alimentación desequilibrada.
Menos mal que a raíz de la corriente surgida en redes sociales “realfooding” a la que cada vez se unen más seguidores, la industria ha empezado a ponerse un poco las pilas. Pocos son los productos que se siguen elaborando con aceite de palma y cada vez hay mejores opciones de productos procesados saludables. Sin duda, un rayo de sol ante tanta oscuridad. Aunque, tampoco soy partidaria de llevar la alimentación saludable hacia el perfeccionismo y los extremos a los que llega el “realfooding”.