Mantequilla y margarina, no es lo mismo. Antes de decidir cuál de las dos opciones es la mejor, aclaramos que es cada cual.
- La mantequilla es la grasa de la leche obtenida a partir del batido de la nata. La mantequilla tradicional se elabora a partir de la crema de la leche, de la que se va eliminando agua (desuerado) hasta alcanzar una masa homogénea con un contenido en grasa superior al 80%.
- La margarina apareció en el siglo XIX en Francia con el fin de solventar la escasez y los altos precios de la mantequilla. Aunque en origen la margarina se elaboraba con una mezcla de grasas animales y vegetales, en la actualidad se emplean fundamentalmente grasas de origen vegetal, si bien pueden llevar hasta un 3% de grasa láctea. También suelen incorporar aromas de mantequilla y colorantes.
Pero... ¿Cuál es la mejor opción?
Lo cierto es que es preferible sustituir cualquiera de estas dos grasas de untar por otras opciones, la mejor de todas, el aceite de oliva virgen extra, un manjar de nuestra dieta mediterránea.
Para aquellas personas sanas, que no tengan un problema de salud (sobrepeso, hipertensión, problemas cardiovasculares, etc.), las dos grasas untables pueden consumirse en pequeña cantidad y de forma MUY ocasional.
Si bien es cierto que el proceso de producción de la margarina se ha mejorado ligeramente con los años, la calidad de los aceites que se utilizan es algo mejor y la hidrogenación no implica tanta generación de grasas trans, si tuviéramos que elegir entre una u otra la opción más recomendable sería la mantequilla. Aunque a este producto se asocian mitos muy repetidos como que sube el colesterol, los últimos estudios defienden que las grasas lácteas no son tan perjudiciales como se creía.