Con el vinagre hay tantas teorías como mitos nutricionales. Lo que siempre he escuchado es que el vinagre no sería del todo saludable y, por esta razón, los endocrinos suelen recomendar aliñar la ensalada con un chorrito de zumo de limón.
Como curiosidad, del vinagre podemos decir que su uso más habitual es cómo condimento. Sin embargo, también se utiliza para conservar alimentos con escabeches y encurtidos e incluso está indicado para algunos tratamientos de belleza.
Sus propiedades nutricionales son muy amplias, el vinagre es rico en sales minerales, como potasio, zinc, hierro, calcio, sodio y magnesio. Además, retrasa la digestión, elimina la sensación de pesadez y aumenta la sensación de saciedad. Gracias a su bajo aporte calórico, es un condimento indicado en dietas bajas en calorías:
1 cucharada ? 3 calorías. También tiene la ventaja de estar libre de colesterol.
Entre los supuestos beneficios del vinagre aparece que reduce la presión arterial, algunos estudios muestran que puede reducirla y las células de grasa abdominal. Pero esos resultados se observaron sobre todo en animales y todavía no se han comprobado en humanos.
Otro de los beneficios mágicos de este alimento, se encuentran el de bajar de peso, pero ¿es verdad? A lo largo de los años se han realizado varios estudios y han coincidido en que la mayoría de los sujetos de estudio lograron bajar muy poco su peso y que por tanto no hay suficientes evidencias científicas para corroborarlo.
Al vinagre también se le atribuye el beneficio de que consigue bajar los niveles de glucosa en sangre, siendo especialmente interesante para las personas diabéticas. Este dato no tiene evidencia científica ya que solo se probó en personas prediabéticas.
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